La candidatura a ciutat verda pot ser el motor perquè Elx siga referent del paisatgisme i l’adaptació al canvi climàtic: el Vinalopó com a columna vertebral d’una ciutat adaptada al canvi climàtic. Fins fa uns anys, la naturalesa ha guiat la urbanització de les ciutats. La mateixa Illici, i posteriorment Ils –l’actual Elx-, deuen la seua ubicació...

Article publicat a Alicante Plaza.



Fotografia de Marino Darés per a Enclave Vistabella del Maestrat.
La irremediable necesidad de sacar las llaves cuando estás a punto de entrar a casa para sentirte más segura; los malabares para acompañar a la niña al colegio, llegar al trabajo a hora y llevarle la comida a tu madre o la imposibilidad de asistir a la asamblea de la comunidad porque simplemente estás agotada.

Hasta ahora, el diseño de las ciudades lo hemos dirigido principalmente hombres, y así de mal nos ha salido. El objetivo de este artículo no es cuestionar la construcción social de los géneros ni reivindicar la coresponsabilidad en las tareas de cuidados -que estamos muy a favor-, sino poner el foco en cómo los procesos masculinizados de diseño han construido casas y ciudades que han relegado a la mujer al espacio privado y han dado impunidad a los agresores.

De hecho, ya cuando repasamos la relación entre la arquitectura y el sexo, del Neoclasicismo a la actualidad, una de las conclusiones fue que durante estos doscientos años la arquitectura -diseñada por hombres, teorizada por hombres, divulgada por hombres- ha respondido mayoritariamente a un modelo heteropatriarcal donde, por ejemplo, sólo se ha atendido a los placeres sexuales desde la perspectiva del hombre heterosexual.

Uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos es la violencia de género. En este sentido, un urbanismo inclusivo debe tener en cuenta el diseño de un espacio público seguro. Tal y como apunta Inés Sánchez de Madariaga, arquitecta experta en urbanismo inclusivo, se debe evitar el diseño de vías peatonales como puentes, túneles o ascensores. Lo mejor es plantear varias posibilidades de recorridos y en caso de que no fuera posible, iluminar dentro y alrededor, eliminar cualquier tipo de escondite, incluir salidas y caminos alternativos, evitar que sean espacios monofuncionales (sólo con viviendas, con oficinas o con tiendas)...

Falta de seguridad en las calles
Puentes peatonales, pasarelas subterráneas o zonas residenciales son lugares inseguros por la escasa concurrencia de gente y la sensación de impunidad que tiene el agresor - Escena del cortometraje Au bout de la rue 
Uno de los principales problemas de las ciudades, más allá de la perspectiva del género, es que sólo haya un uso (residencial, ocio nocturno, compras...) porque el espacio público permanece inactivo el resto del día. No sólo por la seguridad, sino también por la movilidad. Le Corbusier, uno de los teóricos del Movimiento Moderno, propuso una ciudad funcional en la que se segregaba por zonas según el uso: vivienda, trabajo, ocio y circulación.

Con este esquema funcional es físicamente imposible participar diariamente en la esfera productiva, reproductiva, personal y comunitaria. Es decir, las mujeres han conquistado el espacio público (la esfera productiva, la esfera comunitaria) a pesar de la ciudad moderna. Las mujeres estaban socialmente relegadas al espacio privado y el modelo urbanístico de la Modernidad no les ha facilitado la compatibilidad entre las cuatro esferas.

'Guía de la buena esposa' (1953) por Pilar Primo de Rivera
Pero tampoco los hombres han entrado en el espacio privado, que es el espacio además más hostil e inseguro para la mujer. De hecho, la arquitecta Anna Puigjaner, que está profundizando sobre la carga política de la cocina, apunta que "en el caso de EE.UU. es muy claro que a partir de la crisis del 29 hay una voluntad política de que la mujer –que durante la guerra ha ocupado puestos de trabajo– vuelva a casa y que esta casa sea a su vez un lugar productivo".

Tareas domésticas mujeres hombres corresponsabilidad conciliación
"Hola, soy Mónica, y yo entre el trabajo y los niños no tengo tiempo de pasar el día limpiando" - Campaña en castellano de Cillit Bang del 2015 donde sólo aparecían mujeres en sus casas. El año pasado intentaron masculinizarlo pero claro, el hombre no salía de la esfera pública: trabaja en un taller mecánico. 
Puigjaner apunta al interés de incentivar la compra de electrodomésticos o viviendas unifamiliares tras la crisis del 29 para incrementar el consumo interno. "Los anuncios, con lenguaje propio del fordismo, vendían la idea de que los electrodomésticos substituían el acto de cocinar y que gracias a ellos todo se hacía más rápido. La gran diferencia es que en el fordismo se segregaba la especialización mientras que en la cocina es la mujer la que carga con todo". Y sintetiza: "La mujer pierde en pocos años muchos privilegios". Una de las soluciones a las que apunta Anna Puigjaner es la profesionalización del servicio doméstico, e incluso popularizarlo como servicio comunitario, lo que aumentaría su competitividad.

Por eso el diseño urbanístico desde el punto de vista del género no pretende perpetuar el status quo heteropatriarcal -haciéndolo más cómodo para las mujeres-, sino trabajar en procesos urbanísticos compartidos, entre técnic@s y ciudadanía, que irremediablamente atenderá a las actuales desigualdades si cuenta no sólo con equipos paritarios sino con sensibilidad. Con esta idea trabajan colectivos de mujeres como Punt6, que han elaborado una guía para auditar los espacios públicos con indicadores para construir ciudades para todas.

Esto, en definitiva, sólo implica un diseño ligado al territorio y a la comunidad para la que se proyecta; y como dijo Mónica Cevedio "repensar el espacio para que no esté generado por 'roles' establecidos en función de los sexos, sino por opciones individuales".

PD. Ojalá la siguiente generación de estudiantes de Arquitectura sí conozca en las aulas a Jane Jacobs, Saskia Sassien, Linda McDowell, María Ángeles Durán o Beatriz Colomina.