Mi PFC será materialista o no será

Peter Guenzel, If you want to change society don’t build anything, London 2005, Volvo Magazine

En la primera clase de Políticas del Proyecto, Ester nos enseñó varias imágenes reconocidas. Un concierto en el madrileño Campo de la Cebada, el eslogan de la PAH Ni gente sin casa, Ni casas sin gente, el Park(ing) Day de Dublín o las pintadas contra la turistificación eran un buen resumen de lo que había pasado en las ciudades españolas durante los últimos veinte años. La mercantilización de lo público, el derecho a la vivienda, la movilidad sostenible en el espacio público o el desequilibrio en la convivencia de los barrios son los ejes en los que se mueve la agenda urbana entre 2015 y 2019, especialmente en los bautizados como ayuntamientos del cambio.

Todos esos concejales de urbanismo y movilidad son hijos de Lefebvre, como cuenta Ester Gisbert inspirada en el libro Hijos de Palladio. El pensador francés mantiene las preocupaciones marxistas por la producción de bienes y la alienación. Frente a una visión analítica de la sociedad -basada en interpretar el mundo-, Marx proponía transformar el mundo con una visión dialéctica, en la que explicitar la condición humana con conceptos construidos por imágenes tan potentes como la lucha de clases. Así el marxismo proponía una igualdad social concretada -materializada- en la eliminación de las clases; una propuesta bien explicada en libros como El Anti-Dühring de Engels, con un tono más divulgativo que El Capital.

El dialectismo pone límites para evitar el positivismo -la arquitectura soluciona problemas; como diría el intelectualismo moral socrático: conocer la justicia hace actuar con justicia- y aterriza la moral en lo concreto de la realidad. Pero mientras el marxista Louis Althusser tenía un enfoque estructuralista -donde los significados se producen y reproducen por diferentes estructuras y a diferentes escalas, sin un concepto central que ordene todas ellas-, Lefebvre se interesaba más por la coyuntura, lo que le acercó al movimiento situacionista.

Con todo esto, el pensador se centró en la vida cotidiana de las ciudades, como los sociólogos Simmel, Weber, Benjamin y la Escuela de Chicago, tal y como cuenta Saskia Sassen. Por un lado, si el capital se engrasa con el suelo urbano, ¿cómo hacer que la arquitectura o el urbanismo no contribuya a concentrar la riqueza en unos pocos? Por otro lado, si el capitalismo está transformando la vida cotidiana de los ciudadanos, ¿cómo hacer que la cotidianidad no impida la creatividad frente al convencionalismo?

Con el derecho a la ciudad, Lefebvre sintetiza cómo todas las sociedades necesitan producir conscientemente su espacio. "Las relaciones no pueden existir sin un soporte y ese suporte es el sustrato material", por lo que el pensador proponía un nuevo derecho más allá de la calidad de vida. Además de existir sobre un sustrato material, para Lefebvre las relaciones sociales participan en la construcción del espacio. Esta arquitectura es siempre una lucha de poderes multiescalar, desde la habitación del adolescente hasta la lógica productiva colonial a escala mundial.

Si cada sociedad necesita producir su propio espacio porque tiene una forma específica de pensarse, el pensador -y geógrafo- propuso que todo ser humano tiene el derecho a la construcción del espacio. Es decir, el ser humano tiene derecho a apropiarse del espacio que hace a su identidad. Lefebvre investigó sobre la propiedad de la tierra y se suele considerar artífice de una pequeña revolución epistemológica en el campo de la geografía. Ya en los 60, era crítico con la disciplina del urbanismo y promulgaba un proceso superador del antagonismo campo-ciudad que pueda articular el ambiente y el paisaje.

Dice Marina Otero que las personas arquitectas están obligadas -a través del proyecto- a pensar antes de hacer. Y hacer suena irremediablemente a materialismo. En Spatial Agency, Tatjana Schneider y Jeremy Till ya recogen propuestas arquitectónicas materialistas que beben del espíritu de Jan Gehl y Jane Jacobs, los primeros discípulos de Lefebvre. Como Iribas y Gaviria con el Benidorm del Estado del Bienestar, Nación Rotonda con la explicitación de la especulación urbanística, Itziar González con el empoderamiento del vecindario o Ecosistema Urbano con los procesos de participación.

Lecturas pendientes:
-An artificial order, el blog de Patricio De Stefani sobre arquitectura y capitalismo.

Siguientes capítulos:
Itziar González
Jorge Moruno


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